El frío activa la circulación y facilita el flujo sanguíneo. Sin embargo, no todo el mundo con problemas circulatorios se atreve a enfrentarse a las temperaturas bajas… y mucho menos en la ducha.
El momento del aseo suele verse como un paréntesis para relajarse con agua caliente, por lo que el agua fría suele descartarse, a no ser en pleno verano buscando un efecto refrescante. No obstante, las duchas de agua fría pueden tener repercusiones muy positivas sobre la circulación sanguínea y otros aspectos de la salud. Así, ayudan a combatir el estrés, a activar la mente y el cuerpo, a conciliar el sueño,y tienen beneficios sobre la piel, como una mejor tonificación. También contribuyen a aliviar el dolor muscular, por lo que muchos deportistas buscan, precisamente, el efecto frío tras la práctica de ejercicio físico.
Cuando el cuerpo se enfrenta al agua fría, debe dar una respuesta global al estrés que le provoca la baja temperatura. Eso hace que suba el ritmo cardiaco y que se favorezca la circulación sanguínea, ya que la sangre viaja a más velocidad por el organismo, llevando oxígeno a los principales órganos y músculos.
Un experimento realizado en Holanda en el año 2016 probó la resistencia de un grupo de personas a las duchas de agua fría durante un mes. Al finalizar el mismo, los participantes habían reducido su autopercepción de la enfermedad en un 29% y, lo que es más revelador, muchos de ellos continuaron tras el estudio con las duchas de agua fría.
La buena noticia es que no hace falta permanecer mucho tiempo bajo el agua fría. Con 30 segundos puede ser suficiente, según la citada investigación. En el caso de que no se tolere, siempre se puede recurrir a acabar la ducha diaria con un chorro de agua fría en determinadas zonas del cuerpo, como las piernas, que suelen ser las más castigadas por una mala circulación sanguínea.
Si queremos un mejor resultado nos podemos frotar con un guante de crin (siempre que no haya heridas en la piel), acabar el aseo aplicando una crema específica para piernas cansadas y utilizando calcetines o medias de compresión que facilitan la circulación de retorno y ayudan a prevenir varices y piernas cansadas.
El estudio holandés destacaba también que uno de los efectos más importantes de ducharse con agua fría es la sensación de energía que se logra. Un factor ideal para afrontar la jornada con más vitalidad. ¿Te animas?