Los pies son el único punto de apoyo en el que dejamos reposar todo nuestro cuerpo. Sin embargo, les prestamos mucha menos atención de la que merecen. Son, a menudo, la zona más olvidada y castigada de nuestra anatomía, bien porque no siempre elegimos el calzado adecuado o porque los cuidamos con menor frecuencia de la que necesitan.
Cada día, sumamos – o deberíamos sumar- de media, unos diez mil pasos. Esto significa que en toda una vida, la distancia recorrida sería equivalente a dar cuatro vueltas al mundo. Un dato que nos proporciona una idea del desgaste al que pueden estar sometidos los pies.
Y a eso hay que añadir las ocasiones en las sufrimos rozaduras, duricias, ampollas y otras molestias que solemos dejar de lado hasta que el dolor o las heridas empiezan a tener cierta envergadura.
Existen razones claras que justifican una visita al podólogo (dolor o molestias al caminar, sospecha de pies planos, hongos, uñas encarnadas…), pero también puede ser aconsejable acudir al podólogo de forma preventiva. Él es el especialista en la prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de enfermedades que afectan a los pies.
También se aconseja llevar a los niños al podólogo a partir de los 4/5 años para controlar la evolución de su pisada y detectar patologías incipientes. No olvidemos que los pies planos y otras alteraciones en los dedos de los pies podrían afectar la postura correcta a la hora de andar.
La visita a este especialista también se recomienda a las personas con antecedentes familiares con juanetes, a deportistas (especialmente corredores) y a personas mayores.
En algunos casos, el podólogo puede sugerir la realización de un estudio biomecánico de la pisada para detectar a tiempo la predisposición a algunas patologías y poder evitarlas con plantillas personalizadas.
En la edad adulta, la fascitis plantar, los esguinces, la bursitis, el espolón calcáneo, las sobrecargas musculares, los temidos juanetes… son patologías muy frecuentes que también pueden evitarse o aliviarse siempre que sean tratadas con suficiente tiempo por un podólogo profesional.
La recomendación es acudir en cuanto se detecten estos problemas, ya que de seguir pisando mal o arrastrando alteraciones en los pies, pueden llegar a producirse peores consecuencias, llegando incluso a afectar otras partes del cuerpo como la espalda, las caderas, las rodillas o las articulaciones.
Los problemas de los zapatos de tacón
Las mujeres adultas sufren hasta cuatro veces más problemas en los pies que los hombres, un hecho que se ha relacionado sobre todo con el uso inadecuado y prolongado de zapatos de tacón y con puntas demasiado estrechas.
La elección de calzado es importante ya que también es la causa de muchos problemas. Ya sea para la práctica deportiva como para el uso diario, una buena elección del modelo puede ser determinante.
En todo caso, y además de acudir al podólogo para que pueda diagnosticar la patología del pie y ponerle remedio, existen algunas soluciones que aportan confort al caminar, protegen zonas sensibles y ayudan a reducir las molestias del día a día.
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