La incomodidad de viajar durante muchas horas en un medio de transporte con poco espacio (avión, autobús, coche…) no es el único problema al que nos enfrentamos cuando hacemos un trayecto largo. La escasa movilidad de las piernas enlentece la circulación, una circunstancia que se puede manifestar con dolor, hinchazón, picor o incluso con la formación de coágulos.
Es lo que los expertos en salud llaman Síndrome de la Clase Turista o Trombosis del viajero.
Existen algunos factores que aumentan las probabilidades de sufrir este síndrome, y uno de ellos es viajar en avión, debido principalmente al cambio de presión y a la deshidratación que se suele producir por la sequedad ambiental.
Además, personas mayores, con obesidad, con varices, con insuficiencia cardíaca o con antecedentes de trombosis tienen también más riesgo, así como aquellas que toman anticonceptivos orales o que se han sometido de forma reciente a algún tipo de cirugía.
Así se previene el Síndrome de la clase Turista
La principal medida de prevención para realizar un viaje largo sin este tipo de riesgos pasa por procurar mover las piernas y los pies tanto como podamos, ya que es la forma más natural de estimular la circulación.
Pero vale la pena tener en cuenta otros buenos consejos que también contribuirán a minimizar los riesgos. ¡Toma nota!
.Beber agua, un vaso cada hora, por ejemplo. En la cabina del avión la humedad es más baja de lo normal, y si no tomamos agua suficiente la sangre está menos líquida y es más propensa a coagularse.
-Hacer ejercicio. Es importante no estar mucho rato con las piernas cruzadas y hacer ejercicios con los pies, además de algún paseo por el pasillo. Aprovechar los momentos que estamos de pie para estirar los muslos y las pantorillas.
– Utilizar calcetín de compresión. Este tipo de prendas, muy utilizadas por las personas que viajan de forma habitual, están estudiadas para ejercer una compresión decreciente desde el tobillo que estimula la circulación del retorno venoso. Además, ayudan a aliviar el cansancio y la sensación de pesadez. En personas sanas es suficiente un calcetín de compresión preventiva, pero si se sufren patologías de tipo circulatorio (varices, edema, tromboflebitis, etc) es mejor consultar con el médico la opción de usar calcetines o medias de compresión normal y fuerte.
Como punto final, recordar que la eficacia de este tipo de prendas en la prevención de enfermedades venosas ha quedado demostrada en diversos estudios clínicos a lo largo de muchos años.
¡Feliz viaje!