La primera vez que alguien se enfrenta a una fascitis plantar suele sorprenderse bastante, ya que se trata de un dolor agudo en la zona interna del talón que, a simple vista, no obedece a nada.
¿CÓMO SE MANIFIESTA?
La fascitis plantar se suele manifestar principalmente con dolor punzante en la planta del pie y en zonas internas cercanas al talón, pero puede darse en todo el arco plantar o por la cara interna de este. También puede apreciarse una leve hinchazón, enrojecimiento y sensibilidad en la parte inferior del talón. La molestia se hace especialmente notoria por la mañana, al levantarse de la cama y empezar a caminar.
Por cierto, la fascia plantar es el tejido que va desde los dedos del pie hasta el talón y que sirve para mantener la forma del arco y para proteger y amortiguar la planta cuando impacta con el suelo.
CAUSAS DE LA FASCITIS PLANTAR
Existen varios factores que pueden favorecer la aparición de esta patología y la mayoría de las veces no va asociada a ningún tipo de lesión. Se estima que un 10% de la población puede sufrir este problema alguna vez en la vida.
Es muy común en corredores, bailarines y en deportes en los que el pie impacta de forma reiterada en superficies duras. También afecta a personas que por su trabajo caminan mucho o permanecen de pie durante largas horas. Otro factor de riesgo es la obesidad, ya que con el exceso de peso la fascia plantar se resiente.
Por otro lado, la anatomía propia del pie plano y del pie pronador, así como las alteraciones en el apoyo también puede ser causa directa de la inflamación de la fascia. Como dato a tener en cuenta, exceptuando a los deportistas, la fascitis suele afectar más a partir de los 40 años.
TRATAMIENTOS
La mayoría de las veces el problema se soluciona con lo que los médicos llaman “tratamiento conservador”, que no es más que la aplicación de varias medidas entre las que no se incluye la cirugía. Se suelen aconsejar cambios a la hora de hacer deporte o en el calzado. También el uso plantillas personalizadas, para un mayor soporte del arco, de taloneras, para reducir la tensión y de calcetines específicos para la fascitis plantar
Desde la Sociedad Españolas de Medicina Interna (SEMI) aconsejan, siempre que el dolor lo permita, hacer estiramientos específicos de la fascia plantar, de los músculos del gemelo y del talón de Aquiles.
Los masajes en la fascia haciendo rodar una botella helada contra el suelo o una pelota de tenis pueden ayudar a relajar la zona, pero no sirven como tratamiento único.
La toma de antiinflamatorios puede ser útil cuando la zona está inflamada, pero en ocasiones no hay hinchazón, sino que se trata de microtraumatismos que originan la degeneración de la fascia, y en esos casos estaríamos hablando de una afectación crónica, la fasciosis, para la cual el tratamiento con antiinflamatorios no tendría sentido.
En general, lo mejor es consultar con el médico si se sospecha que existe una fascitis plantar para que pueda hacer un diagnóstico, descubrir las causas y prescribir el tratamiento más adecuado.